viernes, 19 de noviembre de 2010

Capítulo 23

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo los cambios de narradores se señalarán mediante paréntesis.
¡Gracias por leer!

(Tom)
Hacía mucho frío afuera de la clínica...pero los vicios son vicios, y cuando tengo un cigarrillo en mi mano soy capaz de tolerar todo tipo de temperaturas y estadíos de la naturaleza. Quitaba mi ansiedad...mis ganas de saberlo todo en este momento. Yo era una persona bastante hiperactiva...inquieta. En mi opinión, el hecho de que yo fume beneficia a todas las personas que me rodean...de lo contrario...tendrían que soportar a un Tom totalmente diferente. Histérico, gritón...algo así como una mujer en su período.
La última vez que me había prendido un cigarrillo fue luego del infarto que sufrió Bill. Pero hoy era un nuevo día...distinto y positivo. Bill seguía internado...pero estaba conciente. Hablaba, reía, comía. Era una sensación realmente hermosa la de verlo de nuevo aquí conmigo. Cuando él tomaba mi mano y me sonreía aún me parecía algo ficticio. Me parecía que era un sueño...pero no. Él estaba bien. Mi madre tenía razón..."después de cada tormenta, el sol saldrá y su luz será tan grande que te cegará".
Ahora Bill valorará mucho más su vida. Querrá vivirla al máximo. Y yo estoy dispuesto a acompañarlo, como siempre lo hice...y como siempre lo haré. Al fin y al cabo...seríamos compañeros por toda la vida.
Yo creo que cuando uno pasa por momentos tan malos...se vuelve inmune a muchas otras cosas. Tanto dolor...serviría de algo. Ahora nada podía destruírme. Si no me derrumbé al ver a mi hermano gemelo prácticamente muerto...entonces podía enfrentar la vida sin miedos. Era mucho más fuerte, y Bill también.
Cuando la felicidad finalmente puede salir del aprieto y regresar a nuestro alma...cuando la alegría logra escapar del laberinto y encontrar una salida...nos sentimos renovados, limpios...fuertes. Todo pasa...a su debido tiempo...pero tarde o temprano la vida vuelve a ser un boomerang. Vuelven las malas acciones...vuelven las buenas acciones...pero todo vuelve.
Aquí estoy...preparado para la siguiente pelea, para el siguiente golpe. Lo que a uno no lo mata...lo fortalece. Eso siempre se encargaba de repetirlo mi padrastro.
Nunca hay que nadar en el dolor...porque uno nunca sabe si en una situación de riesgo sabremos nadar. En la vida podemos ser fuertes, poderosos, hermosos, adinerados...pero cuando  realmente la oscuridad llega...nos volvemos tan básicos...No necesitamos nada...sólo nos importa el dolor, empañárnos en lágrimas y creer que no hay salida alguna. Lo acepto...a simple vista parezco un hombre perfecto. Buen trabajo, belleza, mujeres por doquier, ropa, una casa realmente enorme...pero...¿eso realmente reflejaba lo que era mi vida? ¿Eso realmente refleja a Tom Kaulitz? La respuesta no la sé...pero quiero descubrirla. Quiero sentirme yo mismo...quiero sentir que pertenezco a este ambiente. Estoy dispuesto a descubrirlo en esta vida que desde hoy comenzaría. Sin rencores, sin temores...sólo siendo yo...disfrutando de tener a mi hermano sonriendo y demostrándole al mundo lo fuerte que es.

-¡Tom! ¡Tom! - Si mi nombre no hubiese resonado fuertemente en mi cabeza...hubiese seguido con la cadena de pensamientos.
-¿Ivana?- Sí...al alzar la vista me dí cuenta de que la figura de nuestra traductora y amiga se acercaba más y más. Pero ella no estaba sóla. La acompañaba nada más y nada menos que Camila...
Cuando con Ivana decidimos saludarnos...Camila sólo me miró. Yo era un hombre cordial...asi que también la saludé a ella...porque "Lo cordial no quita lo valiente"...¿no es así?
-Ivana...si ella quiere ver a Bill, vengan conmigo.
-Muy bien Tom...vamos.

Camila me sonrió. Un momento...¿se pensaba que yo le devolvería esa sonrisa? ¡Jamás lo haría!
-Tom, Camila quiere saber como está Bill...¿podrías decirle?
-Lo comprobará cuando lo vea. Ivana, por favor...no quiero dirigirle la palabra. Bill está bien...pero no soy ningún médico como para tener un diagnóstico en mis manos. ¡Qué espere!
-No seas tan duro con ella...es una buena persona.
-¿Buena persona? ¡Ivana por favor! Es una cobarde...y a mi ese tipo de personas me dan asco, ¿entendés? No soy duro con ella...sólo quiero que aprenda que jamás debió lastimar así a mi hermano.
-Tom...estás ciego...por todo esto que pasó ni siquiera podés ver la realidad...
-Hay una sóla realidad, y te aseguro que la ví mejor que nadie al ver a mi hermano tirado sobre una cama con un frasco de pastillas en la mano, ¿está bien? Lo único que falta es que ahora me discutas eso...
-No te voy a discutir eso, sólo te estoy diciendo que estás culpando a una joven de 15 años que lo único que quiere hacer es amar a Bill durante toda su vida.
-¡Pero te llenó  la cabeza con toda esa mierda!
-Tom, bajá la voz...estamos en un hospital. Además, el hecho de que estemos hablando en alemán no quita que Camila dé por obvio que estamos hablando de ella.
-No tengo necesidad de ocultar nada...es más, pienso decirle todas estas cosas cara a cara. Sobrepasó un límite Ivana...no sé como no lo podés entender.
-¡Ella no sobrepasó ningún límite Tom! ¡Bill intentó suicidarse por su propia cuenta!
-¿Ah si? ¿Y Bill se suicidó simplemente porque dijo "Hmm...hoy tengo ganas de matarme"? ¡No! ¡Bill intentó matarse porque esta cobarde que tenés al lado lo abandonó! ¡Se escapó!
-Por Dios...las cosas que decís. Todos sabemos que Bill no es una persona muy fuerte, Tom. Es...débil.
-¿Débil? ¿Una persona que no es fuerte sale de todo esto? ¡Y luego me decís que yo soy el ciego! Ivana...te aseguro que Bill es más fuerte que todo un ejército junto. Salió de un intento de suicidio que casi le cuesta la vida...y de un paro cardíaco. ¡Hizo todo esto sólo!
-No tiene sentido seguir discutiendo con vos...sos un orgulloso.
-Sí, muy orgulloso...pero no tolero a las personas que manipulan la mente de otras, ¡y Camila hizo eso con vos!
-No soy tan idiota como para que alguien me manipule la mente. Vos quedate con tu postura, y yo haré lo mismo. No discutamos más...lo único que falta es que ahora haya conflictos entre nosotros.
-Está bien...hablaremos de esto más tarde.

Habíamos llegado al piso de terapia intensiva. El médico nos esperaba.
-Doctor...ella es Ivana, es la traductora de la banda pero es muy amiga de Bill. Y ella es...Camila.
-Señor Kaulitz, ¿la joven es pariente de su hermano?
-N...no. Es algo así como su novia. Pero no lo es...
-¡Sí, doctor, es su novia!- Ivana había intervenido en la conversación. Todos me sacaban de quicio.
-Sólo pueden pasar dos personas a ver al paciente...
-Doctor, yo me quedaré aquí, que pasen ellas dos...Ivana, decile a Bill que estoy acá, que no me fui a ningún  lado, ¿sí?
-Está bien Tom...nos vemos luego.

Ivana y Camila desaparecieron por el pasillo.

Hoy comprobé una vez más...que Camila es muy básica...actuaría como una buena persona para engañarme. Engañó y sigue engañando a mi hermano...y encima piensa que es capaz de engañarme a mí...¡Haz el intento! Y veremos como te va...

Capítulo 22

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo los cambios de narradores se señalarán mediante paréntesis.
¡Gracias por leer!

(Tom)

-Le...le dijiste qué...- Dos cosas se combinaban en mi hermano. Primero, la dificultad para hablar. Segundo, la gran sorpresa. Seguramente esperaba de mí este acto...él sabía que yo a Camila no la quería ver ni a mil kilómetros de distancia.
-Sí Bill...pensé en vos, no en mí.

Su sonrisa era algo mágico. Nada más gratificante que verlo sonreír después de tanto sufrimiento.
-Gracias...enserio...
-No hace falta que me agradezcas Bill...pero...hay algo que quiero preguntarte. ¿La vas a perdonar? Después de todo lo que te hizo...
-¿Q...qué? Tom, estás diciendo incoherencias...ella...- Cuando hablaba tosía, carraspeaba. No era bueno que esfuerze tanto su voz.
-Bill, podemos hablar de esto más tarde...tenés que descansar.
-N...no. Ella...ella no me hi...hizo nada. Yo sólo me provoqué todo...todo esto.
-No Bill...estás confundido y te culpás por lo que hiciste. Pero ella fue quién te abandonó. Siempre te quejaste de la cobardía...especialmente en el tema del amor...y ahora vas a perdonar a una persona que eligió el camino más fácil...¡escapar!

Mi hermano suspiró. Su voz era muy débil. Lo dejaría descansar, ahora que estaba seguro, y sabía que él estaba bien.

-Bien...voy a estar afuera, esperando cualquier novedad. El médico cuidará de tí...y las enfermeras también, asi que sólo relájate...pronto volveremos a casa.
-Está bien...gra...gracias To...Tom.
-Te dañarás tu hermosa voz si seguís hablando...¿sabés? Y lo peor de todo es que me agradecés...Bill, yo siempre te dije que estaría para vos...día y noche, si hace frío o calor, si estás bien o si estás mal...si querés reír o llorar...a mi no me importa. Yo siempre voy a estar con vos...pese a todo lo que hagas...pese a todo lo que digas.

Me levanté de la silla. Luego de acomodarla me despedí de mi hermano para que descansara. Pronto podríamos volver a casa. Pronto podríamos comenzar una nueva vida...olvidándonos de este episodio tan perturbador y tan perverso.
Sin embargo, aunque comenzáramos una vida nueva, repleta de buenos momentos, de amor, de amistad y de familia...en mi mente siempre estaría ese día. Ese momento tan doloroso...al verlo rendido sobre los pies de la cama, sin nadie a quien abrazar o besar. ¿Por qué? ¡Porque ella lo había dejado!
A mi la psicología barata no me servía...asi que cualquier estúpido que venga a decirme que yo culpo a Camila porque yo no quiero asumir esto y lo otro...puede cerrar la hermosa boca que Dios le dió y marchase para analizar a un ignorante que crea todo su palabrerío.
Yo la culpaba a ella de una manera racional y lógica. Era una cobarde...y a mí siempre me enseñaron a ser frontal y valiente. Eran dos choques, dos personalidades diferentes, pero no me importaba. No veía la hora de decirle todo esto frente a frente. Quería...quería ver sus gestos confusos y de víctima...cómo diciendo: "¿Pero por qué me dice esto a mí, si yo no hice nada...?" Claro...¡hiciste todo! Primero...ella se encargó de enamorar a mi hermano, de encadenarlo y atárselo. Él está preso, y jamás podrá salir de este supuesto amor. Pero para mí...Camila no lo ama. Simplemente es una adolescente con su típico período de "histeria musical". Dentro de unos meses querrá eliminar a Bill de su vida...sólo quedarse con parte de su dinero, de sus pertenencias. Estoy seguro que todos los días se sentará sobre una silla a escribir en Internet qué ropa interior usa mi hermano, cómo besa, cómo abraza...¡Dios! Juro que si Bill tuviese a una buena persona al lado...yo estaría feliz. Pero una mujer que realmente ama a un hombre no provoca algo tan horrible como un intento de suicidio. Mi hermano no pudo más...porque ella no quizo poder más. Ella buscó el camino más fácil. Intentó escapar. Pero no...yo quiero que vuelva...para que sepa qué tan malo puedo ser...qué tan orgulloso puedo ser. Ella creía conocerme. Claro...mediante...¿pósters? mediante...¿entrevistas? ¡Pero qué manera tan mediocre de intentar conocer a alguien! Lo peor de mí no lo conocía nadie...pero creo que próximamente haré una exepción. Digo...a las personas malas...y que no valen la pena...hay que darles una buena lección para que aprendan...¿no? Y si no aprenden...las cosas se ponen feas. Muy feas.
Yo sólo quería que ella sea conciente de algo...a mi hermano...¡no lo lastima nadie!
Me comprometo a hacerle la vida imposible a Camila. Por supuesto...soy un actor de muy buena calidad. Puedo mostrarme educado, aplicado y gentil...arrepentido de todo lo que una vez le dije por teléfono...pero pronto se enterará de todo lo que pienso de ella...si es que no lo supone.

(Camila)

Quería desabrocharme el citurón y simplemente saltar del avión. Sólo quería verlo...ver a mi muñeco...aquel que dejé abandonado. Hoy lo recuperaría. Volvería a ver sus ojos repletos de vida...iluminados...siempre tan expresivos. Volvería a ver su sonrisa...aquella que me devolvió la vida desde que la ví por primera vez. Volvería a saber lo que es ser feliz...y lo que es estar enamorada de alguien que se complementa perfecto en mi vida.
El avión estaba aterrizando...pero eso sólo me provocaba más ansiedad.
Tom no estaría en el aeropuerto de Frankfurt...él estaba apoyando a Bill. Ivana me estaría esperando.
Aún tenía una incógnita por resolver. ¿Cómo haría para mirar a Tom? ¿Cómo le pediría perdón? Jamás comprendería....pero...lo entiendo. Es lógico...Bill intentó matarse por mí. No había otra razón. Sólo por una tonta que elegió abandonar a su amor...antes que luchar por él.

Una mujer se acercó a mí. Hablaba inglés. Me preguntó varias veces porqué estaba sóla...si tenía familia, padres, amigos...o alguien que estuviese aquí conmigo. Yo mentía. Decía que sí...sólo para no tener conflictos legales. Tom había arreglado todo y yo debía pasar desapercibida entre todos los pasajeros. Una vez más...se demostró que con el dinero...la gente quiebra sus pensamientos en una milésima de segundo. A mi lo material nunca me importó. Siempre tuve una filosofía humilde. Prefiero tener provisiones de abrazos, de risas y por sobre todas las cosas...de amor. La sociedad es muy básica...todos podíamos descifrarla sin necesidad de ser Einstein.

El avión se había detenido. Las azafatas hacían señas por todos lados...pero lo único que hice fue quitarme el cinturón. Quería salir de allí, encontrarme con Ivana e ir al hospital de una buena vez.


Al abandonar el avión, hice los debidos controles. Pero nadie me miraba, sólo me hacían señas y más señas para que pasara sin mirar a nadie. Definitivamente...Tom era un experto en manipular a la gente. Todo había salido perfecto. Pero él no lo hacía por mí. Lo hacía por Bill...y eso demostró una vez más el tipo de persona que es...inigualable.

-¡Hey! - Esa voz me parecía conocida...

Me giré sobre mi propio eje unas cuentas veces...hasta que pude distinguir de quién se trataba. Era Ivana. Nos saludamos con un fuerte abrazo...ya que después de todo...ella era la primera persona que yo había conocido antes de subir al bus...a exepción de Klaus, por supuesto. Además, compartir el mismo idioma facilitaba las cosas...yo me sentía más libre al poder expresar lo que realmente sentía.
-¿Cómo has estado?- Fue lo primero que se me ocurrió.
-Bueno...mas o menos...con todo esto de Bill es bastante difícil estar bien y todo eso...
-Por supuesto...es muy difícil.
-¿Pudiste comunicarte con Tom hoy?
-No, no pude hacerlo. Sólo hablé con él antes de partir hacia aquí...pero...nada más.
-Oh...entonces no sabes lo que ha sucedido con Bill- En ese momento mi corazón dió un vuelvo. ¿Qué...qué era lo que había pasado con Bill?
-Qué...¿Qué sucedió? No me asustes Ivana...
-No, no tengas miedo. Bill está mejor...está conciente y puede hablar un poco. Bueno, los médicos no lo recomiendan...pero él quiso hablar con Tom.
-¡Por un momento casi muero! ¡Creía que había empeorado! ¡Es...es la mejor noticia que alguien me pudo haber dado! Esto es genial...al fin...al fin algo positivo.
-Sí...realmente...al fin. Si supieses lo duro que fue para Tom. Y lo sigue siendo...pero durante esas horas... cuando Bill estuvo al borde de la muerte...¡Dios! Tom no hablaba, no tomaba, no comía...¡ni siquiera durmió! Pobre...debe estar destrozado.
-Él... realmente es una muy buena persona.
-Totalmente. Lo es...y siempre lo será. Está un poco enajado con vos...pero es lógico. Él es muy protector con respecto a Bill...y cuando le hacen daño a su hermano...a él le duele el triple.
-Lo entiendo...fui tan cobarde...
-No te negaré eso...pero todos tenemos personalidades diferentes. Reaccionaste de esa manera porque tu personalidad es así...y ya. No hay que ser rencorosos con nosotros mismos...sólo déjalo ir. Ahora vamos al hospital...Bill está ansioso por verte, créeme.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Capítulo 21

¡ATENCIÓN!
En el capítulo de hoy narrará únicamente Tom. Recuerden, Camila ya está viajando para Alemania, asi que no queda nada para relatar por parte de ella.
¡Gracias por leer!
Quise ir a la puerta de la clínica para fumarme un cigarrillo. Mis ojos caían. Hacía horas que no dormía...que no me sentaba. No podía estar tranquilo sabiendo que mi hermano acababa de tener un paro cardíaco. Alguna vez...¿sientieron una sensación tan horrible...cómo si alguien se apoderara de tu pecho y juegue con él una y otra vez? Alguna vez...¿sintieron tanto dolor que creían que se quebrarían en sólo un momento? Alguna vez...¿sintieron que la vida era un juego...y que ella sólo quería divertirse perversamente con uno mismo? Hoy he comprobado que todos estos sentimientos están presentes en mí. Hoy más que nunca, siento que me están arrebatando el alma...las ganas de vivir...la poca alegría que me quedaba...
Seguramente los medios estén disfrutando con todo ésto. Ni me quiero imaginar la cantidad de periódicos y páginas de internet que habrá con la cara de mi hermano en primera plana..."El cantante de Tokio Hotel atenta contra su vida". Ni siquiera sabían la verdadera razón...asi que es muy obvio que empezarían a inventar y a decir calumnias contra él. Tienen tanta...pero tanta imaginación, que se les habrán ocurrido  temas "novedosos"...tales como la supuesta anorexia y depresión de mi hermano...¡qué mediocres, qué ilusos! Comían gracias a nosotros...todos los días, todas las noches...teníamos a varios idiotas siguiéndonos. ¿Acaso eran nuestras sombras?
Acepto que mi hermano tenía varias tendencias depresivas...pero últimamente se habían ido a causa de su enamoramiento con Camila. Eso sí, ella se encargo de destruírlo por completo...asi que ahora estábamos perdidos, sin esperanzas. Nuestros padres querían venir al hospital...se preguntaban si yo había comido, dormido...cómo estaba Bill. Por supuesto, yo los llamaba contínuamente para informarlos...pero les había pedido por favor que me dejasen sólo. No me vendría nada mal un abrazo...un "te quiero, fuerzas Tom". Pero...no quiero ver a nadie. Al menos por hoy...no.

Había terminado el cigarrillo. Era hora de volver a la sala de terapia intensiva. Quería ver a Bill...y por sobre todas las cosas...¡quería una buena noticia! Sólo una...por favor...porque todos eran golpes que embestían fuertemente contra mi pecho...debilitándolo, quebrándolo.

Una vez dentro de la clínica, sólo decidí esperar al doctor. Quise beber un café de la máquina que se encontraba allí...y luego tomé asiento. Mis pies quemaban. No había dormido...había estado toda la noche parado...sólo...en el medio de la sala, llorando, preguntándome porqué le tiene que suceder esto a Bill...
Mis ojeras eran notorias. Mi piel no tenía color...mis labios tampoco. Hacía más de un día que no comía nada...pero tampoco quería. Estaba tan desganado...tan resignado, esperando lo peor...pero queriendo que no se acerque jamás.

-Señor Kaulitz...- ¡El médico! Mi café casi termina en el suelo...
-¡Doctor! ¿Cómo está Bill?
-Tengo buenas noticias...el paciente está mucho mejor. No me pida explicaciones porque realmente...nadie las tiene. Es un milagro que esté vivo. Además de todas las pastillas ingeridas...sufrió un paro cardíaco...pero...sobrevivió. - ¡Al fin! ¡Una buena noticia! ¡Tenía razón, lo sabía...Bill era fuerte, más fuerte que un guerrero, más fuerte que todos!
-Doctor...usted no sabe cuanto me alegra escuchar esto...sabe, yo creí que esto era el final...pero...
-Pero su hermano está conciente...
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Está conciente? ¿Puede...puede hablar?
-Puede hablar...y de hecho ya lo hizo. Estamos todos anonadados señor...esto es un milagro, ¿entiende? ¡Nada más que un milagro!
-Soy...soy tan feliz doctor...volví a nacer...todo gracias a usted y a los médicos...muchísimas gracias...de verdad...
-No nos debe agradecer...todo lo hizo su hermano. Otra cosa...y la más importante, apenas despertó dijo <Tom> asi que creo que es conveniente que pase a verlo...
-Dijo...¿dijo mi nombre? ¡Oh por dios! ¡Sí, quiero verlo, ya!
-Fue lo primero que dijo...y cuando yo le comenté que usted se había quedado toda la noche aquí, y que sólo lloraba y rogaba que él esté bien...comenzó a llorar muchísimo...
-Pobre...pobrecito...esto es muy fuerte para él.
-La enfermera le comentó que usted se había recostado junto a él en la camilla...y que lo había tomado de la mano y hablado durante largo rato...¿y sabe qué logró decir...débilmente?
-¿Q...qué?- Mi voz temblaba.
-Qué lo había oído...- ¡Me había oído! ¡Lo sabía! Es...es lo mejor que me dijeron en mi vida...
-¿Me...me oyó? ¡Oh por dios! ¡Sí, yo lo sabía...lo sabía por completo! ¡Él me estaba escuchando...cada una de mis palabras!
-Sintió sus manos entrelazadas...
-Lo...lo sabía...por dios...lo sabía. Estoy tan feliz...¡quiero verlo doctor, quiero verlo!
-Muy bien, sígame...

Luego de atravesar algunos pasillos...nos detuvimos delante de una puerta.
-Lo dejo sólo, Señor Kaulitz...lo veo luego, estaré aquí afuera.
-Muy bien...muchas gracias, doctor.

Abrí la puerta. Allí estaba. Sus ojos permanecían cerrados. Mis lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos...era...tan emocionante ver que había podido salir de todo esto...él solito...
-B...Billy...- Mi voz temblaba, mis lágrimas cada vez eran más potentes...
Sus ojos se abieron lentamente. Me miró...y sólo comenzó a llorar.
Automáticamente me dirigí hacia dónde él estaba y presioné su mano fuertemente...nuestra manos una vez más...entrelazadas. Sólo que esta vez, era por felicidad...él había vencido a la muerte.
Tomé asiento sobre una silla que había allí.
-Billy...estás bien...¿sí? Estás a salvo...
-T...-Intentaba pronunciar mi nombre...
-No te esfuerzes...ya bastante esfuerzo hiciste cómo para salir de esto...¿sabés?
-Perdón...Tom...Perd...
-¿Perdón? Vos sólo debés perdonarte...
-N...no...Tom...te amo...
-Yo te amo muchísimo más...y juro que estas horas fueron las peores de mi vida. Bill...creía que te irías...pero no, sos un guerrero...venciste todo esto como un verdadero luchador...sos...sos muy fuerte...¿sabés? De ahora en más quiero que empezemos de cero...nos olvidaremos de todo esto que sucedió...porque sólo dañará nuestras vidas. No te dás ni una mínima idea del miedo que sentí...si te ibas...me iría con vos...
Sus lágrimas eran cada vez más pronunciadas.
-Bill...quiero que sepas que jamás me voy a separar de vos...¿sí? Yo fui quién te encontró tirado en la cama...fui yo quién llamó a la ambulancia...fui yo el que te acompañó  hasta la clínica...y fui yo el que estuvo aquí siempre al lado tuyo, sin dormir, sin comer...porque sólo me importás vos...y quiero que lo recuerdes por siempre...tu hermano...tu hermano gemelo...aquel que está con vos desde el vientre de mamá...siempre va a estar con vos, teniéndote de la mano fuertemente...para que nunca más vuelvas a caer...
-Te...te amo...Tom...-Se esforzaba muchísimo para hablar...no quería que desgaste sus pocas energías.
-Yo mucho más...pero infinitamente...nunca lo olvides. Ahora debo dejar pasar al médico...deben  hacerte unos análisis y pronto volverás a casa...
-Ca...- No...no...no la nombres...
-No Bill...no...
-Camila...
-¿Qué pasa con ella? Mirá lo que te hizo...
-Q...quiero...
-Bill por favor...
-Quiero ver...verla...
-Dios...dios...¿por qué? No lo puedo entender...Bill...¿ella casi acaba con tu vida y vos encima la querés ver?
-S...sí...por favor Tom...
-No te preocupes...ayer le dije que viniera a Alemania...para verte...

Sus ojos brillaron una vez más. Bueno...a mi lo único que me importaba era eso...ver sus ojos brillar...asi que debía aceptar que Camila...debía volver...y tal vez...para siempre.
De ahora en más..el destino hablará por sí sólo.

Capítulo 20

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo no habrá un único cambio de narrador, sino, VARIOS. Estos mismos serán indicados mediante paréntesis, con el nombre de la persona que relatará. Por ejemplo, si comienza a narrar Camila, se podrá ver: (Cami).
¡Gracias por leer!
(Cami)

La noche pronto terminaría. Cuando llegue al aeropuerto probablemente sea la mañana. Ni siquiera sabía a qué hora saldría mi vuelo, dónde tendría que ir, con quién tendría que hablar. Confiaba en Tom y en lo que me había dicho. Según él, <todo estaba calculado> y cuando alguna persona encargada de la gerencia del aeropuerto me viera <sabría inmediatamente que Tom Kaulitz había ordenado que esa persona viaje a Alemania lo antes posible>
Él realmente era una de las personas más buenas que conocía. Me odiaba, eso quedaba claro, pero sin embargo, hacía lo posible para salvar a Bill. Según él...yo era la última esperanza. Realmente no sé con qué cara lo miraría, cómo haría para hablarle a Tom...¡La última imagen que había tenido de mí había sido la de la peor persona del mundo, abandonando y dejándo a su hermano de una manera muy egoísta!
Pero lamentablemente el daño ya está hecho, y nada puede hacerce para remediarlo. Si Bill se salvaba...yo le daría mi vida, lo prometo. No me importa nada, ni mi madre, ni mi país, ni mi familia entera...¡sólo él! Acepto que extraño muchísimo a mis amigas...pero no me atreví a llamarlas. Ellas habían intentando comunicarse conmigo varias veces, pero yo había tenido qe dejarlas tan descaradamente que me daba vergüenza hablar con ellas. Pensarían que soy la peor persona del mundo. En fin... todos piensan eso...ya no importa.

Entre tantas palabras y debates internos, finalmente las dos horas de viaje habían pasado. Aboné con la plata de mi madre, y bajé del auto. Cada vez más cerca del cambio...cada vez más cerca de mi amor.
Ingresé al aeropuerto. Era un lugar realmente enorme y yo no sabía dónde ir. Me quedé parada mirando para todos lados. Sentía que todos me miraban.
-Señorita...- Un hombre me tomó por sorpresa.
-Sí...yo...estoy esperando a...no, en realidad, yo...- Bien. Era la peor mentirosa del universo.
-Sé que no está esperando a nadie y sé muy bien quien es. Estamos informados por el Señor Tom Kaulitz. Sígame, su vuelo sale en minutos.- ¡Perfecto! Tom tenía razón...estaría todo resuelto.
-¿Tan...tan rápido?
-Sí...el muchacho dijo que usted debía tomar el vuelo lo más pronto posible...¿no es así?
-Sí, sí...así es, muy bien.-Exacto. Lo más rápido. Era como una carrera. ¿La meta? La vida de Bill.

Bien, el tiempo se acortaba. Ahora sólo quedaba subirme al avión y simplemente volver a ser yo misma. Espero...espero que esté todo bien en la clínica. Si no era así, yo no podría volver a vivir como una persona normal. Primero, el sentimiento de culpa sería tan grande que mi conciencia se rompería en mil pedazos. Segundo, si Bill moría...entonces mi espíritu, mis ganas de vivir y mi alegría...también.
No era tiempo de pensar, de debatir. Sólo debía tomar el avión y tener un sólo objetivo en mi mente: Él. Estaba preparada para arriesgarme por completo, para traicionar a todos mis seres queridos, para abandonar a mi madre, a mis amigas. No me importa que me llamen <egoísta>. Simplemente quería experimentar lo que es la felicidad y lo que se siente estar enamorada, junto a la persona que ocupa tus pensamientos durante las 24 horas del día. ¿Acaso era pecado? Y si lo era...júzguenme, ya no me importa nada más.

(Tom)

-¡Hey! ¡Doctor! ¡Doctor! ¿A dónde se lo llevan? ¡Quiero ir! ¡Quiero...
-¡Es la última vez que le digo que se calme! La enfermera lo llevará a la sala de espera. Es una situación de emergencia señor, no puede permanecer en la sala.- ¿Los médicos se entrenaban para ser tan fríos? Se están llevando a mi hermano y ni siquiera son capaces de informarme acerca de lo que sucede. ¡Bestias!
-¡Pero dígame que mierda es lo que pasa con mi hermano!- Mis nervios eran prácticamente ficticios. Nadie me frenaría, nadie me controlaría.
-El paciente está sufriendo una gran recaída. Su sistema coronario y su sistema respiratorio no están del todo bien, ya que las píldoras ingeridas lo dañaron de gran manera. Sólo necesitamos paciencia y tranquilidad...trataremos de poner lo mejor de nosotros para que el joven sobreviva. Pero...
-¿Pero qué?- Odiaba los peros.
-Pero no confíe, no se ilusione plenamente, porque es un asunto muy delicado...y es cuestión de suerte. Es muy difícil su situación. Esto podría ser el golpe final...¿comprende?

El golpe final...sin duda el más duro y fuerte de todos. Era como una embestida que hacía presión sobre mi pecho, sobre mi mente, sobre mi conciencia. Bill estaba cada vez más cerca del final. Mi vida iba en caída libre...porque todo salía mal. No me importaba mi dinero, mi carrera, mi belleza, nada...¡estaba perdiendo a mi hermano, y eso es lo único que me importa en esta vida cargada de mentiras! Mi teléfono no paraba de sonar. Georg, Andreas, mamá, papá, Gustav, familiares que viven a más de cien kilómetros de distancia...todos querían ver a Bill, verme a mí. ¡Pero no! Quiero estar sólo...no me importa que sea una carga enorme para mí. Lo mejor en estos momentos es estar hablando con uno mismo,  relfexionando interiomente...para preparse individualmente para lo que podía venir...lo peor.
Debía aceptar la realidad, la oscura, fría y dolorosa realidad.

-¿Señor, me escucha? - Me había tildado por completo.
-Sisi...disculpe doctor...es que estoy estresado, no...no puedo más.
-Entiendo su situación, por eso le pido que se calme, que tome asiento. Apenas tengamos una novedad, cuente con mi palabra. Lo prometo.
-Bueno...muchas gracias, y por favor...- No, por favor no, el doctor dijo que era <cuestión de suerte>
-Dígame Señor Kaulitz...
-No, nada, olvídelo.- Mis palabras eran inútiles.
-Bien...iré con el equipo de médicos. Veremos que podemos hacer. Quédese tranquilo, tómese un café y siéntese. Es lo único que se puede hacer en estos momentos...esperar.
-Sí, lo haré...me quedaré esperando...saldré a fumar un cigarrillo y beberé un café. Eso me tranquilizará.
-Lo veo luego, señor...
-Adiós doctor...gracias.

Capítulo 19

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo no habrá un único cambio de narrador, sino, VARIOS. Estos mismos serán indicados mediante paréntesis, con el nombre de la persona que relatará. Por ejemplo, si comienza a narrar Camila, se podrá ver: (Cami).
¡Gracias por leer!
Al fin lo podría ver. La última imagen que había tenido de su rostro había sido desgarradora. Sus ojos cerrados, su piel aún más blanca que la nieve, con una expresión de inmenso dolor. Aquella imagen jamás se borraría de mi mente. Estaba profundamente dormido, recostado en su cama. Su expresión también combinaba culpa. De alguna manera, él me estaba pidiendo perdón através de su rostro. Pero...yo no tendría que perdonarlo, porque él se había dañado. Él se debía perdonar. Él debía aceptar los obstáculos que a diario uno tiene que saltar. De lo contrario, no podría disfrutar de su vida, porque todos tenemos altibajos. Un día nos sentimos poderosos, los mejores. El mundo nos ama, el mundo nos necesita y admira. Al otro día...no querés ver a nadie, querés llorar, gritar, escapar. Me animo a decir que uno en esos días hasta no quiere existir más. Pero por suerte siempre hay alguien que te sostiene, que aguanta por vos, que te tiene de la mano para impedir tu caída. Por suerte...por suerte estaba Bill.

-Señor...lo dejaré sólo. Pase.- El médico abrió la puerta de la habitación donde se encontraba mi hermano.
-Muchas gracias doctor...lo veré luego.

La puerta se cerró detrás de mí. Mis ojos habían permanecido cerrados hasta el momento. Decidí abrirlos. Debía...debía enfrentar la realidad.
Y ahí estaba. Recostado sobre la camilla. Se veía tan pacífico, tan...tan inocente, tan ingenuo. Parecía un ángel recién caído del cielo. Sus ojos tenían diminutos rastros de maquillaje. Seguramente todo se le había esfumado al llorar desesperadamente antes de cometer la locura. Pobre...era...era desgarrador para él, para mí...para todos. Me acerqué a su rostro. No resistí más. Un llanto profundo, cargado del más profundo de los dolores se escuchó en la sala. Mi pecho subía y bajaba. ¿Por qué? ¿Por qué Bill tenía que sufir así? ¿Por qué lo habían abandonado como a un muñeco viejo?
Jamás había llorado tanto. Ni siquiera un contador de lágrimas podría determinar la manera en que yo estaba sufriendo. Mi corazón estaba destruído. Y por más que el médico me diga que hay esperanzas, que está mejor, qué puede salvarse, que esto y que lo otro...la realidad era mucho más fuerte. Lo único que se escuchaba en la sala era el sonido de máquinas, de respiradores, de cables, de...en fin, era horrible. Los hospitales siempre me habían dado terror, pero hoy más que nunca se habían ganado mi odio. Sólo existe una posibilidad de amar a una clínica...ser papá. Si algún día tengo una critura, estoy seguro que amaré el lugar en donde la dichosa madre haya dado a luz. Pero...falta, falta mucho. Eso sí, todo depende de Bill. ¡Mi vida depende de él! ¡Si el se va...juro que lo acompaño! ¡Nacimos juntos, morimos juntos!
Había un pequeño espacio en la camilla. Yo cabía en él. No lo dudé ni un segundo. Delicadamente, procurando no provocar un caos, tomé su mano y me recosté junto a él. Estaba seguro de que él sabía muy bien que yo estaba junto a él acompañándolo en esta lucha. Nuestras manos estaban adheridas, pero la de él no hacía presión sobre la mía. Lógico, el médico me había dicho claramente: "El paciente se encuentra inconciente".

-Hey...quiero que me escuches muy bien de ahora en más. Sé que me estás oyendo...sé que podés sentir mi respiración, mi voz. ¿Podés sentir mi mano? ¿Estoy sosteniéndote, sí? Estoy acá para tenerte, para aguantar con vos todo, para...para apoyarte. Traspasaremos los miedos juntos, esquivaremos los dolores acompañándonos...pero sólo debes hacer el último esfuerzo. Mirá hasta donde llegaste...pudiste sobrevivir. El médico me dijo que fue un milagro, per yo creo que vos sos más fuerte que todo un ejército junto. ¿Sabés que extraño? Tu sonrisa. ¿Y sabés que más? Tus abrazos. ¿Podrías hacer desaparecer esa sensación? Haría cualquier cosa por volverte a ver sonriéndo, riéndo, disfrutando de la vida. Cruzaría mares, océanos, desiertos, montañas...sólo para que me dés un abrazo más. ¿Tenés idea de lo bien que me hace? Todos son tan superficiales, toda la gente es tan ilusa, tan falsa, tan mentirosa. Pero...cuando las luces se apagan, cuando la ciudad duerme, cuando hay silencio, tu abrazo me reconforta, y me hace seguir con esta vida. Sé que parezco loco hablando sólo...pero yo sé que vos me estás escuchando...como siempre, como todos los días. Escuchás mis quejas, mis opiniones, mis bromas, mis enojos, mis llantos, mis lamentos...todo. Por eso te pido, agarrate fuerte de mi mano, porque acá estoy. ¡Estoy acá Bill, estoy con vos, te acompaño en esta lucha, vamos juntos, dejemos todo atrás y volvamos a vivir! ¿Sentís el calor de mi mano? ¿Sentís mi respiración rozando tu hombro? ¿Escuchás mi voz? Te estoy llamando...estoy llamando a mi hermano gemelo, a mi mejor amigo, a mi mundo, al enano más insoportable, sensible y quejón de todos. Nadie dice que es fácil salir de esto, pero...cómo llegaste, también debés salir. Mirate...lleno de cables, con un respirador en tu rostro, pálido...¿a esto querías llegar? ¡No! ¡Querías llegar a más! Querías...simplemente no querías nada. ¿Pero te cuento una cosa? Evidentemente...el mundo por algo quiere que estés acá. Por alguna razón sobreviviste, ¿entendés? Sólo que ahora...debemos descubrirla...¡juntos! Bill...por favor...por favor te lo pido...un último esfuerzo. ¡Sentí mi mano! ¡Estoy con vos! ¡Estoy tomándote de tu mano, estoy agarrándote lo más fuerte que puedo! Yo...yo te voy a sostener, pase lo que pase.

Estaba sumergido en mis palabras, cuando una serie de ruidos invadió la sala. Provenían de las máquinas que controlaban el corazón y la respiración de mi hermano. No...¡no por favor, díganme que esto no está pasando!

-¡Doctor, doctor!- Mis gritos eran desgarradores.
Un fuerte portazo dió ingreso a varios médicos y enfermeras.

-¡Rápido, oxígeno! ¡Llévenlo urgente a emergencias! ¡Rápido!- ¿Pero por qué nadie me decía nada? ¡Médicos de mierda!
-¿Qué mierda está pasando? ¡Se llevan a mi hermano a una velocidad impresionante y ni siquieran me avisan porqué! ¡Hijos de puta!- Mis nervios estaban a flor de pie. ¿Acaso mis palabras habían sido en vano? Bill...¿se...iba?
-Señor, no puede estar aquí, córrase.- ¡Perfecto! Para calmar los nervios... ¿Me están cargando?
-¿Qué me corra? ¿Qué me corra? ¡No me pienso mover, es mi hermano, es mi gemelo, díganme, díganme que mierda es lo que sucede!
-¡Cálmese señor! ¡Esto es una sala de terapia intensiva y usted está gritando como un maleducado, insultando como un joven de 15 años! Asi que por favor, hágame el favor de guardar silencio, porque aquí hay gente internada, grave y con familiares dolidos.
-¡Y ese soy yo! ¡Yo tengo un hermano que está muriendo y nadie me dice nada! ¿Están locos o simplemente son unos hijos de puta? ¿No ven mi rostro, mi desesperación? ¿Acaso no nota que mi piel no tiene color, que mis ojos no tienen reflejo? ¡Se me va mi vida!
-Lo sé y comprendo pefectamente, pe...
-¿Pero qué? ¿Qué es lo que pa...
-¿Quiere saber lo que pasa? ¿Quiere saberlo? ¡Su hermano está por morirse, señor!
-Q...qué...¿Qué?- Me moría, juro...juro que me moría.
-Usted es tan maleducado que sólo le importó ponerse a gritar como un condenado, insultando y degradando al personal, mientras que el paciente acaba de sufrir un paro cardíaco.

Mi corazón se detendría en cualquier momento. Ya está...no puedo más. Para colmo éste idiota me hablaba como en un almacén, diciendome que <el paciente ha sufrido un paro cardíaco> pero yo soy <un maleducado que grita, insulta y degrada al personal> ¡Estoy a punto de explotar como una bomba nuclear!

(Cami)

La noche crecía. Ya había pasado un día desde aquel momento en el que tuve que despedirme completamente de él. Mi llanto era tan grande que ni siquiera lograba enfocar correctamente mi vista. No sabía ni siquiera cual era su estado...si había mejorado, empeorado. Esto era una pesadilla, pero era hora de cambiarle el rumbo a las cosas. Era hora de...marcharse.
Tomé un papel y el bolígrafo más cercano y comenzé a explayarme.
Mamá:
Seguramente quieras aniquilarme, matarme, gritarme, golpearme...pero sí, lo siento. No puedo estar lejos de mi mundo, de mi vida. Espero que algún día entiendas lo que es el amor, y lo que es estar enamorada. Yo lo estoy, asi que debo luchar por lo que estoy apunto de perder. Bill está muriendo. Él tomó pastillas...y está en un hospital, luchando por su vida. Quiero ser su compañera de lucha.
No me busques. Prometo escribirte, llamarte...pero por favor, ¡dejame intentar ser feliz, dejame salvarlo!

Tu hija, Camila.

Salí de mi cuarto. Mi madre dormía. Coloqué la carta sobre la mesa del comedor. Tomé mis llaves, mi teléfono, y ésta vez sí...mis documentos, y salí en busca de mi amor. Quince horas de vuelo me separaban de él.
Había hecho todo en completo silencio. Chascomús dormía. Yo no, yo lloraba, yo gritaba interiormente. La ansiedad me estaba matando, y el dolor me aniquilaba lentamente.
Algún taxi pasaría.

Pasaron unos veinte minutos que parecieron tres horas. Un taxista me abrió la puerta del vehículo.

-¿Despierta a esta hora?- Oh...un curioso...
-Sí...al aeropuerto por favor.- ¿Ganas de hablar? Nulas.
-¿Al...al aeropuerto?- Era lógico que fuese extraño. Ya de por sí estar a estas horas de la noche en las calles de Chascomús es raro.
-¡Sí, al aeropuerto de Ezeiza, y lo más rápido que pueda, por favor!

Nuevamente...nuevamente abandonando todo...¡No! ¿Qué estaba diciendo? No abandono a nada ni a nadie...sólo intento ser feliz con el amor de mi vida...que está luchando por volver a la realidad.

Capítulo 18

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo no habrá un único cambio de narrador, sino, VARIOS. Estos mismos serán indicados mediante paréntesis, con el nombre de la persona que relatará. Por ejemplo, si comienza a narrar Camila, se podrá ver: (Cami).
¡Gracias por leer!
-Camila...Camila...despertate, llegamos a casa.
La voz de mi mamá me había despertado. Habíamos tomado un taxi para llegar a casa, a Chascomús.
Ella abrió la puerta de casa. Nuevamente a la rutina...pero no por mucho tiempo.
-Devuelta a casa...
Mi madre hablaba pero...¿acaso no se daba cuenta de que yo no quería habarle? No quería...pero tampoco podía. Sentía rencor, bronca.

No frené en ningún momento. No quería comer, tomar, no quería hacer nada. Sólo...sólo esperar a la madrugada.
Abrí la puerta de mi habitación y una vez adentro, la cerré automáticamente. No quería que nadie me moleste. Y ese "nadie" era mi madre. Seguramente en un promedio de cinco minutos tocaría la puerta para "hablar", para retarme, para gritarme. En fin...jamás entendería lo que es el amor para mí.
Dejé que mi cuerpo caiga sobre la cama. La única manera de que el tiempo pasara rápido era durmiendo. Debía desperme a la madrugada. Partiría nuevamente hacia allí. Él estaba luchando por su vida, y yo debía acompañarlo, como tantas veces prometí...
Cerré los ojos en busca de mis sueños. Pero una melodía proveniente de mi celular me alarmó. Un mensaje de texto. Era Tom. Me informaba acerca de mi vuelo, y que todos en el aeropuerto sabían que yo estaba autorizada por gente "importante". Él había solucionado todo tan rápido...con un poco de dinero, seguro. O tal vez mucho...en fin, todo lo hacía por Bill, por su bienestar. Me odiaba, pero quería que yo esté ahí con su hermano.
Todo estaba listo. Sólo debía esperar unas cuantas horas para dirigirme al aeropuerto. Debía tomar un taxi...en el más puro de los silencios. Y...volver a abandonarlo todo.

(Tom)
Mis manos sudaban. Tenía los labios ásperos, secos. No había comido ni tomado nada. No quería. Ya no me importaban mis principios, no me importaba absolutamente nada. Sólo la vida de mi hermano. Lo peor de todo esto, es que él lo hizo por puro sufrimiento...sólo por dolor. No resistió más. Esto era totalmente lógico, pues Bill había pasado ya varias veces por estas cosas. ¡Las mujeres son todas iguales! No les importa nada...ni siquiera la vida de una persona. Ésta es la explicación perfecta del porqué de mi personalidad. Odio a las mujeres, pero a la vez las amo. Las odio porque si te enamorás...no las olvidás jamás. Es por eso que yo no me enamoro. Bueno..."Nunca digas nunca" dicen por ahí. Por el momento no está en mis planes, y más aún con esto que sucedió. Otra prueba más...¡las mujeres sólo están para la diversión! Mi hermano se enamora...pone todo de él, hasta el más mínimo detalle...y pasa esto. Pero hoy tocó fondo. Y es por esta cuestión...que prometo algo. Camila, jamás...¡pero jamás! se va a olvidar de mí.
La voy a perseguir hasta en sus pesadillas. ¡Con mi hermano, no! Permito hasta que me degraden, que me insulten, que me humillen...pero Bill...¡él es sagrado! Lo único que falta es que se haga la pobre víctima diciendo "Oh no...yo lo hice sólo por mi madre, a Bill lo amo". Juro, pero prometo con hasta el más mínimo de mis alientos...que si yo me llego a enterar que dijo eso...viajo hasta Argentina y me encargo de destruírle la vida.
Sí...lo sé. Soy malo. Solamente en los casos dónde juegan con mi hermano. Pero esta vez...no sólo jugaron con él, sino que también se burlaron y lo despojaron de toda felicidad y alegría en su persona. ¡Esto no va a quedar así! No aguanto más...algo debo hacer contra ella. Se arrepentirá de haber nacido, de haber conocido a Tokio Hotel...y por sobre todas las cosas...de haberme conocido.

-Señor Kaulitz...- ¿El médico? ¡Dios santo!
-¡Doctor, doctor!- Pegué un salto feroz.
-Tengo novedades...buenas novedades, por cierto.- Y el dolor punzante en mi pecho calmó al menos un poco. "Buenas novedades"...la mejor frase que alguien pudo haberme dicho. ¡He vuelto a nacer!
-¿Buenas novedades? ¡Doctor, usted...usted y su equipo...todos, absolutamente todos...son unos genios! ¡Gracias, gracias!
-Es mi trabajo...no me debe agradecer. No tenemos explicación, no tenemos pruebas...no tenemos...¡no tenemos palabras! ¡Su hermano se salvó de milagro, Señor Kaulitz!- Yo sabía...siempre tan fuerte mi pequeño hermano. Él pudo hacerlo.
-Waw...él...él es muy fuerte, realmente...resistió como un guerrero...¿verdad?- La vida era una guerra...lo estuvieron por derribar, pero él dió con el último ataque.
-Cierto. El paciente se encuentra en un pronóstico reservado y delicado...pero su vida no corre peligro. Dado que sería una desición temprana obligarlo a respirar por sus propios medios...está conectado a un respirador artificial.
-Es decir que...no está del todo bien.
-Bueno...es algo muy complicado por lo que está pasando. En cualquier momento puede tener una recaída. Es recomendable que no respire, por el momento, por sus propios medios. Con respecto a las visitas...puede pasar sólo una persona. ¿Usted está sólo aquí, verdad?
-Sí, estoy sólo...en realidad, quiero estarlo.
-Bien. El paciente está inconciente...ya sabe, es difícil recuperarse después de un lavaje de estómago tan extremo. Ha ingerido una cantidad brutal de píldoras. Es muy joven, tiene toda una vida por delente. Por favor, cuídelo...
-¿Cuidarlo? Le aseguro que yo lo cuido más que nadie. Doctor...es mi hermano gemelo. Es mi tesoro, ¿sabe? Es por eso que le agradezco tanto...lo...lo salvó. ¡No! Mejor dicho...¡nos salvó! Porque, yo...yo me iba con él... ¿entiende?
-Comprendo perfectamente. Quédese tranquilo. Puede pasar a verlo. Haga silencio y sea resputuoso. Sígame.