sábado, 13 de noviembre de 2010

Capítulo 18

¡ATENCIÓN!
Durante este capítulo no habrá un único cambio de narrador, sino, VARIOS. Estos mismos serán indicados mediante paréntesis, con el nombre de la persona que relatará. Por ejemplo, si comienza a narrar Camila, se podrá ver: (Cami).
¡Gracias por leer!
-Camila...Camila...despertate, llegamos a casa.
La voz de mi mamá me había despertado. Habíamos tomado un taxi para llegar a casa, a Chascomús.
Ella abrió la puerta de casa. Nuevamente a la rutina...pero no por mucho tiempo.
-Devuelta a casa...
Mi madre hablaba pero...¿acaso no se daba cuenta de que yo no quería habarle? No quería...pero tampoco podía. Sentía rencor, bronca.

No frené en ningún momento. No quería comer, tomar, no quería hacer nada. Sólo...sólo esperar a la madrugada.
Abrí la puerta de mi habitación y una vez adentro, la cerré automáticamente. No quería que nadie me moleste. Y ese "nadie" era mi madre. Seguramente en un promedio de cinco minutos tocaría la puerta para "hablar", para retarme, para gritarme. En fin...jamás entendería lo que es el amor para mí.
Dejé que mi cuerpo caiga sobre la cama. La única manera de que el tiempo pasara rápido era durmiendo. Debía desperme a la madrugada. Partiría nuevamente hacia allí. Él estaba luchando por su vida, y yo debía acompañarlo, como tantas veces prometí...
Cerré los ojos en busca de mis sueños. Pero una melodía proveniente de mi celular me alarmó. Un mensaje de texto. Era Tom. Me informaba acerca de mi vuelo, y que todos en el aeropuerto sabían que yo estaba autorizada por gente "importante". Él había solucionado todo tan rápido...con un poco de dinero, seguro. O tal vez mucho...en fin, todo lo hacía por Bill, por su bienestar. Me odiaba, pero quería que yo esté ahí con su hermano.
Todo estaba listo. Sólo debía esperar unas cuantas horas para dirigirme al aeropuerto. Debía tomar un taxi...en el más puro de los silencios. Y...volver a abandonarlo todo.

(Tom)
Mis manos sudaban. Tenía los labios ásperos, secos. No había comido ni tomado nada. No quería. Ya no me importaban mis principios, no me importaba absolutamente nada. Sólo la vida de mi hermano. Lo peor de todo esto, es que él lo hizo por puro sufrimiento...sólo por dolor. No resistió más. Esto era totalmente lógico, pues Bill había pasado ya varias veces por estas cosas. ¡Las mujeres son todas iguales! No les importa nada...ni siquiera la vida de una persona. Ésta es la explicación perfecta del porqué de mi personalidad. Odio a las mujeres, pero a la vez las amo. Las odio porque si te enamorás...no las olvidás jamás. Es por eso que yo no me enamoro. Bueno..."Nunca digas nunca" dicen por ahí. Por el momento no está en mis planes, y más aún con esto que sucedió. Otra prueba más...¡las mujeres sólo están para la diversión! Mi hermano se enamora...pone todo de él, hasta el más mínimo detalle...y pasa esto. Pero hoy tocó fondo. Y es por esta cuestión...que prometo algo. Camila, jamás...¡pero jamás! se va a olvidar de mí.
La voy a perseguir hasta en sus pesadillas. ¡Con mi hermano, no! Permito hasta que me degraden, que me insulten, que me humillen...pero Bill...¡él es sagrado! Lo único que falta es que se haga la pobre víctima diciendo "Oh no...yo lo hice sólo por mi madre, a Bill lo amo". Juro, pero prometo con hasta el más mínimo de mis alientos...que si yo me llego a enterar que dijo eso...viajo hasta Argentina y me encargo de destruírle la vida.
Sí...lo sé. Soy malo. Solamente en los casos dónde juegan con mi hermano. Pero esta vez...no sólo jugaron con él, sino que también se burlaron y lo despojaron de toda felicidad y alegría en su persona. ¡Esto no va a quedar así! No aguanto más...algo debo hacer contra ella. Se arrepentirá de haber nacido, de haber conocido a Tokio Hotel...y por sobre todas las cosas...de haberme conocido.

-Señor Kaulitz...- ¿El médico? ¡Dios santo!
-¡Doctor, doctor!- Pegué un salto feroz.
-Tengo novedades...buenas novedades, por cierto.- Y el dolor punzante en mi pecho calmó al menos un poco. "Buenas novedades"...la mejor frase que alguien pudo haberme dicho. ¡He vuelto a nacer!
-¿Buenas novedades? ¡Doctor, usted...usted y su equipo...todos, absolutamente todos...son unos genios! ¡Gracias, gracias!
-Es mi trabajo...no me debe agradecer. No tenemos explicación, no tenemos pruebas...no tenemos...¡no tenemos palabras! ¡Su hermano se salvó de milagro, Señor Kaulitz!- Yo sabía...siempre tan fuerte mi pequeño hermano. Él pudo hacerlo.
-Waw...él...él es muy fuerte, realmente...resistió como un guerrero...¿verdad?- La vida era una guerra...lo estuvieron por derribar, pero él dió con el último ataque.
-Cierto. El paciente se encuentra en un pronóstico reservado y delicado...pero su vida no corre peligro. Dado que sería una desición temprana obligarlo a respirar por sus propios medios...está conectado a un respirador artificial.
-Es decir que...no está del todo bien.
-Bueno...es algo muy complicado por lo que está pasando. En cualquier momento puede tener una recaída. Es recomendable que no respire, por el momento, por sus propios medios. Con respecto a las visitas...puede pasar sólo una persona. ¿Usted está sólo aquí, verdad?
-Sí, estoy sólo...en realidad, quiero estarlo.
-Bien. El paciente está inconciente...ya sabe, es difícil recuperarse después de un lavaje de estómago tan extremo. Ha ingerido una cantidad brutal de píldoras. Es muy joven, tiene toda una vida por delente. Por favor, cuídelo...
-¿Cuidarlo? Le aseguro que yo lo cuido más que nadie. Doctor...es mi hermano gemelo. Es mi tesoro, ¿sabe? Es por eso que le agradezco tanto...lo...lo salvó. ¡No! Mejor dicho...¡nos salvó! Porque, yo...yo me iba con él... ¿entiende?
-Comprendo perfectamente. Quédese tranquilo. Puede pasar a verlo. Haga silencio y sea resputuoso. Sígame.

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